Samuel García, el gobernador de Nuevo León, ha lanzado su sombrero al cuadrilátero presidencial en México, y lo ha hecho con una campaña que parece más un episodio de la política estadounidense que una estrategia genuina para la sociedad mexicana. El anuncio, a través de un video al estilo estadounidense en su cuenta de Instagram, dirigido a los habitantes de Nuevo León, destaca por su enfoque mediático más que por la transparencia y claridad que deberían caracterizar a un acto de tal relevancia.
El aún gobernador presume los supuestos avances de su gobierno en Nuevo León, pero la decisión de postularse, según él, se tomó a partir del nacimiento de su hija Mariel. La conexión entre la decisión de aspirar a la presidencia y el nacimiento de su hija parece un intento de humanizar una acción que, en el fondo, busca un beneficio político.
El video incluye la participación de Mariana Rodríguez, su esposa, quien anuncia su intención de recorrer todo el país junto a él y su hija, bajo la premisa de buscar un mejor México para su descendencia. Aunque es válido que la familia respalde al candidato, ¿es necesario que la estrategia política se mezcle tan íntimamente con la vida personal?
La campaña que Samuel García y su espsosa lideraron para obtener la gobernatura de Nuevo León se destacó por no aprovechar la pobreza de la gente, acercándose más a los jóvenes y empresarios. Sin embargo, este nuevo capítulo presidencial parece querer replicar una fórmula que funcionó a nivel estatal. Su relación con empresarios se plantea como su bastión más fuerte. En el contexto nacional, se vislumbra como un contrincante fuerte para Morena, especialmente teniendo en cuenta la frágil relación del presidente López Obrador con el sector empresarial.
Más allá de las intenciones declaradas, la estrategia parece centrarse en la imagen y la influencia mediática, dejando en segundo plano la claridad en las propuestas y el abordaje de los verdaderos problemas que aquejan al país. ¿Estamos ante una transformación genuina o simplemente ante una jugada calculada para ganar votos? La respuesta, quizás, se esconde detrás de la relación entre la política y el periodismo, una relación que debería enfocarse en informar y analizar, más que en crear espectáculo para la audiencia.