Trabajadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) han suspendido las labores de restauración e investigación en Chichén Viejo, un complejo habitacional en la zona arqueológica de Chichén Itzá, Yucatán. Esta suspensión se debe a un conflicto con una familia hotelera, propietaria de un hotel en la región, que se opone a estas actividades.
Según un funcionario federal no identificado, los propietarios de un hotel de la familia Barbachano han cerrado el acceso a Chichén Viejo, lo que está causando problemas y retrasos en los planes de reapertura del sitio, prevista para el 2 de septiembre. El acceso cerrado complica las labores finales de restauración e investigación por parte del INAH.
Aunque el director de la zona arqueológica de Chichén Itzá, José Francisco Osorio, expresó que el problema podría resolverse pronto, confirmó que actualmente el acceso a Chichén Viejo está suspendido.
El conflicto con la familia Barbachano se agudizó la semana pasada cuando los empleados del Hotel Hacienda Chichén, propiedad de la familia, cerraron el acceso al área y colocaron una manta que advierte sobre la propiedad privada y las consecuencias legales para los invasores.
Esta situación plantea obstáculos para los investigadores y restauradores del INAH, quienes se encuentran en las etapas finales de su trabajo en el complejo habitacional, que fue habitado por una figura de élite de la cultura maya.
La familia Barbachano es reconocida en el estado de Yucatán por su presencia en el sector turístico. En el pasado, han enfrentado problemas como asaltos armados en sus hoteles en Chichén Itzá. En 2010, el gobierno de Yucatán adquirió 83 hectáreas de la zona arqueológica de Chichén Itzá de la familia Barbachano por 220 millones de pesos (aproximadamente 13 millones de dólares), lo que fue visto como un paso importante para el mejor disfrute del sitio y la cultura maya por parte de los visitantes.