Bien es sabido que la seguridad pública en los últimos años en nuestro país se ha convertido en “botines políticos” para los gobiernos municipales y estatales.
Por David García.
La inversión millonaria que realizan los gobiernos en la seguridad pública en las últimas décadas no a dejado resultado, los ciudadanos cada día perciben mayor inseguridad en las calles, en sus hogares; no hay confianza en los cuerpos policiales.
El mercado turístico e inmobiliario de Tulum crece a un ritmo mayor al del promedio nacional. Esto se debe a que el municipio posee cualidades únicas en el mundo; la demanda por servicios públicos va en aumento, en especial el tema de Seguridad Pública, que en últimos años se descuidó. En los últimos años, este el noveno municipio de Quintana Roo acaparó en múltiples ocasiones las portadas de periódicos nacionales e internacionales y no precisamente por el azul turquesa de sus playas.
La Seguridad Pública era unos de los temas que más le preocupaba a los tulumnenses, se requería urgentemente de una policía capacitada, ya que, según datos de las encuestas nacionales en seguridad, ponían a Tulum como unos de los municipios más peligrosos para vivir, de acuerdo a su sector poblacional, cabe señalar que las policías municipales siguen siendo las autoridades en las que menos confianza depositan los ciudadanos en nuestro país.
Pese a estos datos, la policía de Tulum a sido la que más detenciones ha realizado en los últimos meses. Tal parece que la estrategia en seguridad pública del actual presidente municipal, Marciano Dzul Caamal de la mano con el Gobierno Federal se basa en no tener ningún compromiso con la delincuencia organizada, y está actuando contra todas aquellas personas que infrinjan la ley, sin distingos de ninguna índole.
La estrategia da resultados
Tulum empieza a posicionarse como uno de los municipios más seguros de la entidad y que tiene los mejores índices de combate a la delincuencia, dando mayor énfasis a las políticas preventivas respecto a las reactivas. Previniendo que se cometa un delito, que no solo evita el sufrimiento ocasionado por las pérdidas personales y materiales, sino que también resulta más barato que reaccionar ante los delitos consumados y sus consecuencias.
Cuando se comete un delito, los gobiernos tiene que gastar en policías para perseguir y arrestar al infractor, en servicios de justicia para investigar y juzgarlo, en un sistema para aplicarle una sanción y promover su rehabilitación, y en servicios de reparación del daño para las víctimas. Si se suman esos gastos y se comparan con el costo de prevenir que el delito ocurra, las conclusiones son muy favorables a la prevención.

Tulum está trabajando una política pública encaminada a resolver los problemas del hoy, fortaleciendo con infraestructura, equipo y capacitando a sus policías para garantizar un mejor mañana para que los ciudadanos y turistas disfruten de este destino turístico.











