En esta era de las redes sociales y la búsqueda constante de la atención del público, la política ha caído en un mar de clichés y estrategias gastadas. Entre ellas, una de las tácticas más comunes es mostrar a los funcionarios públicos en comercios locales, degustando un taco o una taza de café. Pero, ¿realmente esta estrategia sigue siendo efectiva en la actualidad?

En un principio, esta táctica puede haber funcionado y se convirtió en un pilar importante de la campaña presidencial de Andrés Manuel López Obrador. Sin embargo, asumir que esta fórmula sigue siendo efectiva sería un error. La ciudadanía espera mucho más que simples fotos de políticos comiendo en la calle; anhela posicionamientos políticos sólidos y acciones concretas que aborden los asuntos que afectan sus vidas diarias. Ha llegado el momento de abandonar estas artimañas y elevar el nivel del discurso político.

Durante un proceso electoral, no es suficiente captar la atención de las redes sociales y generar reacciones en línea. La verdadera estrategia de marketing político va más allá de tomar un teléfono y realizar una transmisión en vivo sin un propósito claro. Requiere objetivos bien definidos, la identificación del tipo de contenido que se creará y a quién va dirigido. No podemos seguir vendiendo las redes sociales como «el nicho de oportunidades». En su lugar, debemos desarrollar un trabajo estructurado que ofrezca propuestas sólidas y genuinas.

Con demasiada frecuencia, los políticos creen que al promover el «consumo local» están cumpliendo con el requisito de conectarse con la ciudadanía. Sin embargo, esta ciudadanía ya no es tan ingenua como antes. Identifican rápidamente a quienes solo buscan llamar la atención cuando se acercan procesos electorales, aquellos que meses antes nunca se preocuparon por tapar un bache o podar un césped. No necesitamos más fotos de estos políticos vacíos y sin rumbo; necesitamos soluciones reales.

En lugar de gastar dinero en trivialidades, los futuros políticos deberían invertir en expertos en la materia que puedan desarrollar estrategias de campaña efectivas. La ciudadanía merece algo más que una representación vacía de la política. Necesita líderes con visión y un compromiso genuino para mejorar nuestras vidas. Ha llegado el momento de elevar el estándar y dejar atrás «la política del taco». La ciudadanía lo exige y merece.