Hoy, en el día del «Vocho» en México, recordamos una historia relacionada con el arribo del Chevrolet Chevy en 1994, que puso en aprietos a Volkswagen de México al no contar con un competidor directo. A pesar de la actualización del Sedán en 1995, no pudo contener la pérdida de mercado frente a su contrincante, incluso en medio de la crisis económica de 1995.
La situación se volvió crítica para el Sedán cuando dejó de ser utilizado como taxi, ya que tanto el Chevy como el Tsuru ofrecían planes de financiamiento atractivos. En 1996, ingenieros en Puebla decidieron crear un concepto de taxi Sedán para enfrentar la competencia.
La premisa del concepto era aumentar la capacidad de pasajeros sin comprometer el asiento delantero. Se modificó el costado derecho del auto para ampliar la puerta y se reforzó para evitar que se debilitara con el tiempo. El objetivo era contar con un pasillo amplio que permitiera un fácil acceso a la parte trasera sin inconvenientes.
Además de esta modificación principal, el exterior del concepto presentaba un par de defensas envolventes para agregar un toque estético atractivo para los conductores. El auto concepto se basaba en un Sedán Clásico 1996, de color Candy Weiss y con terminaciones de equipo Confort, como asientos de velour y volante de Jetta.

Aunque la idea parecía prometedora en teoría, fue descartada cuando se presentó a los directivos. La fabricación del vehículo resultaba inviable debido a los posibles peligros que representaba la amplia puerta al abrirse, tanto para los pasajeros (posibles golpes a quienes se encontraran en el asiento trasero, en la posición derecha) como para peatones, ciclistas y otros conductores.
El prototipo formó parte de la colección de autos de la Planta Volkswagen de México hasta que fue subastado en marzo de 2007.



